
Lo que mas nos costó fue llegar al albergue, porque estaba en lo alto de una montaña muy empinada. Allí, conocimos a varios extranjeros que estaban haciendo el mismo trayecto que nosotros, y fue muy interesante. Nos pusimos muy contentos al descubrir que teníamos camas para dormir.
Hicimos una celebración del perdón a la que acudió el obispo Luis Argüello, que estuvo ayudando con las confesiones.
En el tiempo libre, nos los pasamos muy bien porque teníamos un espacio muy grande y muy bonito. Vimos todos juntos el atardecer, que como era tan precioso, lo disfrutamos mucho. Por la noche, estábamos cansadísimos, así que nos dormimos muy rápido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario